Mi destino y el propósito del destino son conceptos con poca claridad. ¿Cuántos posibles destinos podemos elegir? Dicen que todos los que deseemos experimentar.
Cuando eramos pequeños nos decían que Dios tenía un propósito para nosotros, que simplemente nos dejaramos guiar por él, por su sabiduría... Dios sabe lo que es bueno para ti.
Y nosotros nos preguntábamos: "Y si a mi no me gusta lo que Dios quiere para mi..?"Una historia sencilla de nuestra niñez descubre nuestra rebeldía natural, el miedo a que nos impusieran algo que nosotros no queríamos, ni conocemos. Es fácil sentir desconfianza con ese tipo de manipulación.
Creer a ciegas en ese tipo de declaraciones es un gran error. Por ello es preciso impulsar el conocimiento y la capacidad de observar y de cuestionar. Al aprender sobre las experiencias e historia de los registros de nuestros ancestros o familiares antiguos, aprender sobre la historia de nuestro pueblo y otros más lejanos también. Hay mucha sabiduría en la historia, la naturaleza, podemos rescatar enseñanzas, los ritmos propios de la Tierra y más.
Algunas veces nos preguntamos ¿Cuál es mi destino? El destino está escrito o yo puedo hacer mi destino?
Con la madurez que nos brinda el tiempo, nos hacemos la idea que efectivamente existe: un destino general y uno pequeño.
El destino general correspondería al proceso de evolución y despertar de la consciencia de todos en conjunto, como un todo global. Mientras, que el destino pequeño sería aquello que deseamos para nosotros en forma partícular, es aquel que vamos creando poco a poco, día a día.
Nuestra experiencia sería la suma armoniosa de ambos.
Debemos estar atentos a las señales. Es bueno aprender a descubrir los ciclos naturales, porque ellos marcan pautas que nos rigen a todos, los ritmos de la naturaleza fluyen sutilmente, se complementan... todos y cada uno de los seres, se encuentran en perfecto equilibrio.
"Todos y cada uno de los seres, se encuentran en un balance y equilibrio perfectos" Sigue a tu intuición, tu guía interior
