Esta es la historia real de un joven "patiperro" de Canarias, que se encuentra recorriendo el mundo. Hasta el día en que llega a Cuajata un poblado de Bolivia a visitar a una pequeña llamada Remedios, a quien apadrino a través de Ayuda en Acción, una organización no gubernamental de desarrollo. Esta es la historia de "Nuestro amigo de España".
No se por donde empezar ni como resumirlo. Acabo de llegar de vuelta a La Paz tras tres días visitando el proyecto (ya se me están rayando los ojos al recordarlo). "Ayuda en Acción" ha hecho, con la aportación de los colaboradores, mil millones de acciones en las poblaciones de esa zona en medio de inmensas montañas alejadas del resto del mundo conocido.
Hasta allí sólo se llega por carretera de tierra, tras 8 horas de viaje desde La Paz, y dando millones de curvas en continuo descenso y ascenso. Las hojas de coca son las que ayudan a soportar esos cambios.
"Ayuda en Acción" ha creado escuelas, viviendas para profesores, ha saneado los pueblos, instalado cloacas, llevado la electricidad, creado infraestructuras, realizado cursos para jóvenes, ayudado a las mujeres a organizarse y reclamar sus derechos... Son muchísimas las distintas ayudas que abarca el proyecto que ya el año que viene finaliza para ir a otras poblaciones que necesitan más ayuda incluso que éstas.
De los tres días, obviamente, lo más emocionante fue conocer a la niña que tengo apadrinada, a Remedios. Su poblado en tremendamente pobre, bastante rodeado de miseria. Fuimos, con los que trabajan en el proyecto, hasta su colegio a buscarla.
Yo la esperaba en la sala de profesores y 5 mínutos después apareció. Tiene 11 años, pero tiene cuerpito de 8 años. Tiene 4 deditos mal formados en su manita izquierda. Es de nacimiento. También tiene manchitas en la piel de la cara que se quitan con una cremita que muchas veces su madre no puede comprar.
Y es tan linda, tan tímida. Estaba tan superada por la situación que no podía articular palabra. Le entregué la primera carta que me escribió hace 5 años y ella no lo podía creer.
Le dije ¿estás contenta? Y con un timidísimo tono dijo "si", mientras volvía a mirar al suelo. No se creía que estuviese allí visitándola. Yo soy, en 7 años, el primer colaborador que visita a un niño apadrinado en Cuajata. No pueden imaginar la emoción que teníamos los dos.
Luego pararon las clases por mi presencia. Me llevaron a su aula. Trajeron refresco y gusanitos para todos los niños entre el alboroto general. ¡¡¡Imagínense!!!. Me dieron las gracias todos los profesores en voz alta con los niños en silencio.
Me pidieron unas palabras, pero solo pude decir, con voz entrecortada, lo contento y emocionado que estaba de llegar hasta allí. Trajeron un mapamundi para que les hablara de donde estaba Canarias y Barcelona, y cómo era ese lugar tan lejano e inaccesible para sus sueños más remotos.
Luego dimos una vuelta por el colegio. Ahí Remedios se me acercó con su timidez y me agarró fuerte la mano, en una mezcla de sensaciones que iban desde terminar de creer que era yo quien estaba a su lado hasta desear que ese día que acababa de empezar no terminase nunca. Ese gesto no paró de repetirse el resto del día.
Nadie en el pueblo pensaba que realmente iba a visitarles. Todos estaban convencidos de que era mentira. Los que algo si creían, pensaban que iba a aparecer con regalos para todos, trayendo incluso para Remedios una bicicleta. La percepción que tienen de nosotros es tan imaginaria e idealizada. Creen que España está lleno de cochazos y gente rica...
De vuelta al colegio... De repente, muy espontáneamente, la profesora decidió que todo el mundo debía venir a la tarde con los disfraces de las danzas que habían hecho el pasado 6 de agosto en un festival de folklore popular...PARA DEDICARME A MI, CON LA DANZA DE LOS NIÑOS, LA BIENVENIDA A SU PUEBLO, CAJUATA. ¿Se lo puedes creer? Yo todavía no. Dos días después aún no asimilo nada...
Antes de volver por la tarde al colegio, fui a casa de Remedios a conocer a su familia. Es tan humilde su hogar, tan humilde. Las paredes son de adobe, no tienen baño, y por supuesto ningún tipo de electrodoméstico de esos que nos hacen la vida "tan fácil".
La madre al verme, sorprendida, me dijo que hacía una semana había soñado que un hombre extraño iba a estar en su casa. No hace falta decir quien era, ¿verdad?.
Me invitaron a comer, me enseñaron sus poquitas fotos para ver cómo fue creciendo Remedios y sus tres hermanas (la pequeña tiene 13 meses y no soltaba la teta de la madre, y cuando lo hacía era para revolcarse en el suelo y terminar de llenar de mugre sus ropitas, sus manos, su pelo, su carita, su boca...y luego otra vez a la teta de la madre).
Lo que para ellos era normal, a nosotros nunca nuestros padres nos hubiese dejado, ni por 2 segundos, estar tocando ese suelo tan sucio (recuerdo cuando mi madre me obligaba a llevar dos pares de zapatos para llevar a mi hermanita al parque, ¡¡¡¡unos para lucir en la calle y otros para jugar!!! (¿En qué mierda de mundo falso y superficial vivimos? ¿Cómo explicarle a esta gente que la imagen que llevamos en Europa, en el primer mundo, es tan importante? ¿Y cómo explicarles que es tan importante porque así nos diferenciamos de los que NO tienen?)
A pesar del sueño de Sabina, la madre, ella tampoco creía que fuese a llegar un "amigo" de los niños, y menos el de su hija, Remedios. Su sorpresa se convirtió en inigualable hospitalidad, simplemente conmovedor, sin palabras para poder describir esa sencillez, de verdad... Preparó un almuerzo delicioso con productos de la tierra, ¡que si no! Tanta calidez humana entre tanta “nada” económica me emocionaba muchísimo. Joder, no encuentro las palabras para describir lo que sentía.
Ya a la tarde, en el colegio, todos los niños (¡de hasta 4 cursos!) bailaron las danzas típicas de Bolivia para la visita de quien no paraban de repetir por el micrófono: "Nuestro gran amigo de España, ¡¡¡Hugo Castellano!!!". Yo de verdad que alucinaba en colores. No entendía lo que estaba pasando y de verdad que aún no comprendo como me dieron tanta importancia cuando para nada la tengo, solo soy un viajero inquieto que quiere seguir conociendo para aprender,¡¡¡NO SOY NADIE IMPORTANTE!!!
Al finalizar, me hicieron entrega de un cd con las mismas danzas de los mismo niños en el certamen de aquel día 6 entre los aplausos de profesores, padres y alumnos del colegio. Cada vez me sentía más pequeño.
En ese momento, Remedios y su madre se me acercaron para pedirme por favor me quedara a cenar con ellos de nuevo en su casa. ¿Cómo podía decir que no ante la mirada deseosa y expectante de la niña? No quería, ni ella ni yo, que ese día terminase nunca.
Luego fuimos a la radio que han sacado una agrupación de jóvenes también incentivada por Ayuda en Acción. Allí estaba la chica hablando y poniendo música conmigo sentado al lado cuando, de repente...entramos en al aire, me pasan un micro y...¡¡¡ME HACEN UNA ENTREVISTA PARA TODAS LAS POBLACIONES DE LA REGIÓN!!! ¡¡¡MÁS DE 30.000 PERSONAS PODÍAN ESTAR ESCUCHANDO!!!
Y bueno, ¿qué iba a hacer? Me preguntaron por Canarias, por el clima, por cómo vive la gente allí. Me preguntaron qué me parece Bolivia y sus gentes... Respondí que las personas de este país es lo que más me gusta: no tienen dos caras, son transparentes y cargados de sincera humildad, y esa es la pura verdad.
Me volvieron a dar la bienvenida y las gracias por visitar Cuajuata y la región de Los Yungas, es decir, todas esas montañas donde están perdidos tantos pueblitos olvidados (hoy ya no).
Y claro, luego fuimos a cenar casa de Remedios. Allí le entregué la mochila y los lápices de colores que le había comprado, correspondiéndome ella con un fuerte abrazo cargado de ilusión y agradecimiento que nunca olvidaré, nunca...
Luego conocí al padre, que llegaba de trabajar todo el día en su plantación de coca (su única economía familiar) a las afueras del pueblo. Excavó un hoyo en la tierra, prendió unas ramas y puso piedras alrededor.
Cuando éstas se calentaron colocó una bandeja repleta de pollo, papas, algo parecido a la batata, y mil tubérculos exquisitos más. Una media hora después saboreamos tan delicioso asado "al hoyo", por supuesto con las manos. No se cuánto les habrá costado, de su economía mensual, hacer tantísima comida, pero para ellos la ocasión era demasiado especial.
El padre repetía entre tímidas y sinceras carcajadas: ¿quién me iba a decir que un español iba a cenar en mi casa?...
Luego, tras le cena, llegaba el momento de irnos (todo el día me acompañaron Luis y Esteban, dos de los trabajadores del proyecto). Ahí fueron las despedidas...
Le prometí a Remedios, quien, para mi aflicción, ya mostraba su rostro entristecido, que le iba a mandar una postal desde cada país nuevo que visite. Le prometí que, aunque el año que viene finalice el proyecto, ella y yo nunca vamos a perder el contacto y seguro que algún día vamos a volver a vernos. Se lo prometí.
Tras abrazar y agradecer, infinitamente, a toda la familia su increíble hospitalidad, Remedios y yo nos dimos un abrazo muy muy fuerte, no queríamos separarnos, no quería soltarla, no quería irme…
Pero así tuvo que ser. Mis ojos se enrojecen desde el mismo instante que recuerdo ese momento.
En el coche de vuelta, a mi cabeza se vinieron las imágenes del día que estaba por finalizar. El encuentro con Remedios en la sala de profesores; luego en la clase con el mapamundi hablando para los niños que no paraban de sonreír enseñando sus constantes problemas dentales; la madre, en su casa, contándome su sueño e invitándome a comer, en el patio del colegio mi nombre mencionado por los altavoces cuyo volumen llegaba a todo el pueblo mientras los niños bailaban para mí; la entrevista para toda la población en la radio, la cena (a la que se sumaron más niños pequeños, vecinos y familiares), los bebés gateando en la basura que era aquel suelo, esa casa de adobe con una sola habitación para el matrimonio y las tres niñas, el exquisito asado en mi honor y la imposibilidad de lavar mis sucias manos al terminarlo, la cara de Remedios al ver mis regalos, el abrazo de despedida...el abrazo de despedida.
En las dos horas de trayecto hasta llegar al pueblo de Licoma, donde dormíamos, no pude parar de llorar. No podía asimilar todas las inmensísimas emociones que me habían pasado ese inolvidable día. No pude, ni medio segundo, parar de llorar...
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¿En qué mundo estamos viviendo? ¿Cómo es posible que permanezcamos tan alejados de la realidad? ¿Cómo me puede poner de mal humor el tráfico que me retrasa 10 minutos? ¿Cómo dejamos que nos afecte la creencia de que ese pantalón no me queda tan bien? ¿Cómo vivimos la semana de trabajo para sólo pensar en el pedo de viernes, en lo que me coloqué o luego mosquearme porque ese día no follé? ¿Cómo permitimos que la ceguera del mundo consumista, pleno por los cuatro costados de tantísima superficialidad, tan alejado de lo que REALMENTE importa, que no son otra cosa que LAS PERSONAS, nos condicione prácticamente las 24 horas?
¿Qué es lo que estamos haciendo con nuestras vidas? ¿Qué demonios estamos haciendo con nuestras vidas? ¿Cómo podemos permanecer tan ABSOLUTAMENTE CIEGOS sobre tanta, tantísima gente en el mundo que REALMENTE NOS NECESITA. ¿Cómo se podría vivir estas experiencias que he tenido y no concluir lo siguiente?:
NO PIENSO VOLVER A EUROPA A CEGARME DE NUEVO. MI FUTURO ESTÁ AQUÍ. HAY TANTÍSIMA GENTE DE LA QUE APRENDER Y A LA QUIEN AYUDAR QUE NO PUEDO VOLVER, ¡¡¡NO PUEDO!!! Hoy sé que no sólo mi dinero, sino que también mis manos y mi trabajo va a estar ligada, por quien sabe cuanto, a este continente y a esta gente que representa la pureza humana. Me voy a limpiar la contaminación de mi educación primermundista con ellos. Aquí está LA VERDAD DE ESTE INJUSTO MUNDO, y ell@s nos necesitan: ELLOS NOS NECESITAN.
P.D.: Si hay alguien que lea esto, y que de alguna forma me haya entendido. Si hay alguien que esté en un momento de su vida en donde se halle a punto de tomar consciencia pero le falta un pasito más para consumarlo. Si hay alguien que no puede venir a conocer esta realidad in situ porque la vida es tan complicada…Si hay alguien que no puede hacerlo con sus manos. Si hay alguien que le sobren 20€ al mes…
Si realizan alguna ayuda apadrinando un niñ@, sepan que al dinero, al menos en Ayuda en Acción, no va a ir solo al niño: va al desarrollo de toda la comunidad. Si fuese solo a un niño, a una familia, se crearían situaciones de desigualdad. “No le des pan al pobre, enséñale a hacer pan”.
Si alguien apadrina un niñ@ , sepan que es@ niñ@ estará esperando su visita como uno de los momentos más especiales que podrán vivir dentro de sus humildes poblados. Y sepan que si nunca los pueden visitar, podrán leer sus cartas y ver las fotos que les van a enviar dos veces al año. Cuando les respondan, su carta será leída en alto para toda la clase. Ese día el niñ@ será el protagonista del colegio y nadie le borrará la sonrisa. Ese día recibió una carta de su “amigo”.
Si lo hacen, su apoyo estará en las mismas aulas, en las torres eléctricas, en la antena de radio, en las cloacas subterráneas, en los recintos deportivos, en los cursos de capacitación, en las iniciativas para jóvenes emprendedores…etc., etc., etc. Ahí estará su apoyo económico. El emocional es demasiado lindo como para seguir buscando palabras que lo describan.
http://www.ayudaenaccion.org/
Si no es a través del apadrinamiento, hay muchas otras opciones:
http://www.msf.es/
https://www.sonrisasdebombay.org/
http://www.savethechildren.es/
http://www.educacionsinfronteras.org/es/
Y tantas y tantas otras...
Hugo Raval
P.D.: Algo bien parecido a esta nota aparecerá en el blog en unas semanas, pero tenía la necesidad de trasladarlo justo en este momento que acaba de suceder.
Espero que me entiendan.
Saludos a tod@s.
"Vive tus sueños, no sueñes tu vida"
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